Este puente de El Pilar nos decidimos por los aledaños de Benidorm, paradigma del turismo masivo de sombrilla, chiringuito y playa, actualmente asaltado por los viajes que organiza el Inserso (o las consejerías correspondientes) para tener contentos y satisfechos a los jubilados patrios. Y a ver si así se les olvida las ridículas pensiones que cobran por haberse desrillonado a trabajar toda la vida en este país de mierda. Eso sí, los políticos de turno, quienes se aseguran pensiones de poderosa enjundia, andan a la caza del fácil voto sexagenario y organizan esta especie de festival de viajes casi regalados para que estos paisanos del interior meseteño que nunca han visto el mar se deshagan en elogios hacia el eminente Barreda (se me ocurre), tal que si fuera el señor feudal justo y compasivo. He dicho. Pero... ¿Tiene esto algo que ver con el relato pormenorizado de esta bonita, sencilla y doméstica expedición? Pretendía ser sólo un apunte personal. Inevitable por otro lado cuando nos referimos a esa impresionante expresión urbana que es Benidorm.
Hemos elegido el camping Almafrá, que entra dentro de la amplia oferta ibérica del Camping Chek. Por sólo un asequible suplemento tenemos opción a una parcela céntrica de 100m2 para estacionar nuestras anchas y largas caravanas. Salimos, pues, un Viernes a mediodía, en viajera formación por la N-322 a la búsqueda de la A7 valenciana que une esta capital con Alicante. (La opción más corta sigue siendo la Sur-directa, como yo la llamo. Es decir, la que por Alpera alcanza la A-31 y por Villena, Elda y Monforte circunvala Alicante y alcanza Benidorm desde el Sur: 220km, tirando por lo alto, frente a los 253km valencianos, o los interminables 270 del rodeo por Albacete. De todos modos, la alternativa "Sur", supone una incursión por las horrendas y tercermundistas cuestas-aunque tremendamente bellas-cuestas de Alcalá, El Cerro y Alatoz-Alpera.) Alcanzar las verdes planicies mediterráneas desde estos márgenes del altiplano, duro y sediento, supone siempre tener que salvar barreras geográficas de marcada dimensión. Por un lado u otro, se impone bajar y subir cuestas con 1300kg extras arrastrando por atrás.
FOTO 1: En plena ruta, por la carretera de Requena
FOTO 2: Un alto en el camino para tomar café. 110km, área de servicio de Torrente
Esta ruta "del Norte", es decir, la que 14km antes de Valencia nos permite coger la A7, dirección Gandía-Denia-Alicante, nos introduce por los bellos parajes montuosos, tan cercanos al mar, de las sierras de Alzira, Montdúver y la Segaria (que es el último estribo del salvaje conjunto de la Vall de Gallinera, en su camino hacia el Mar). Dejamos atrás Oliva y Pego y rebasamos con admiración montañera los fieros acantilados del poderoso Montgó, que hunde sus raíces directamente en el fondo marino conformando el hito geográfico del Cabo de San Antonio, límite por el Sur del anchuroso Golfo de Valencia. A partir de este punto abandona la costa, hasta Benidorm, su ya clásica estampa de playas subtropicales de finísima arena, para convertirse en una sucesión de rompientes, calas y recovecos como fiel expresión de la porximidad de las montañas. Cuando, tras unos cuantos kms, avistamos a la derecha el imponente Peñón de Ifach, la definida línea de la autopista nos introduce por el estrechísimo paso del Mascarat: un desfiladero constreñido entre ciclópeos cantiles vigilado desde las alturas por las soberbias crestas de la Sierra de Bernia a un lado y Oltá por el otro (el lado del Mar). Cruzar de Norte a Sur el túnel de Bernia-o del Mascarat-significa cruzar una barrera climática y asomarse a un mundo mucho más luminoso, el apacible, solariego y rentable dominio de Benidorm. Por las fotos veréis que ha sido un puente de tiempo incierto. Pero ello ha posibilitado una atmósfera de contrastes en beneficio del fotógrafo o el excursionista solitario, coleccionistas ambos de paisajes nuevos más proclives a la contemplación poética que esas arrasadas llanuras del centro peninsular.
Fotos 3 y 4: Las enigmáticas crestas de la Sierra de Bernia, en nuestro camino al Sur, una vez rebasado el Montgó y los bravos paisajes de la Segaria y la Vall de Laguar. Escaso tráfico, como véis.